No hay mayor celebración de la riqueza de materiales, técnicas tradicionales y espíritu luchador de esta Tierra de Gracia que la expresada en cada trabajo de la diseñadora venezolana Yenny Bastida.
Su carrera como diseñadora de moda comienza entre Barquisimeto y Chivacoa, específicamente en esta última, donde creció y surgió la empresa de su familia y donde actualmente mantiene su taller principal compuesto por mujeres de la zona. Fue después de graduarse en Diseño de Moda en Caracas y con una especialización en Italia que Yenny concreta un sueño que venía tejiendo desde pequeña, a partir de una admiración por su abuela, quien hacía suyas todas las prácticas de costura habidas y por haber. Comenzó así la historia de la marca que lleva su nombre, con un evidente amor y dedicación por lo que hace. Entre racks y racks se iba dilucidando el surgimiento de muchísimas marcas en las diversas regiones de Venezuela y fue así como llamó la atención el estilacho que tiene cada creación de Yenny.
Sus piezas, además de contar una historia, hacer contemporánea alguna tradición artesanal transmitida de generación en generación y amparar un proyecto sostenible hermosísimo, han tenido desde el principio el toque histriónico que cautiva a cualquier editor o estilista de moda. Desde siempre, ha habido en sus diseños la visión “glocal” que el mundo comenzó a apreciar más adelante y ese yo-no-se-qué extraído de la ficción y llevado a la realidad de la mujer común. Desde ese momento Yenny Bastida hechizó e hizo saber que, más adelante, su nombre formaría parte de la historia de la moda en Venezuela.
En cuanto a la industria de la moda en Venezuela, destaca en Yenny una visión 360 de lo que es una marca, teniendo la conciencia de que no solo se deben hacer piezas bellas y ponibles sino también que se conviertan en referencias del buen hacer que viene de siglos y siglos en este país, en Latinoamérica misma, y que, además, sean fabricadas en talleres donde cada mano sea apreciada, honrada y reconocida. Y es que todo en Yenny Bastida habla de Venezuela y de la esencia de este país. De la trascendencia de una prenda de vestir.
Y si hay algo que siempre la ha caracterizado, es ese espíritu de resiliencia, de apuesta a un país, por eso, cuando en esa Venezuela demoledora del 2018 lanzó su colección Tintorera, más que una serie de hermosuras textiles con vida propia, ésta significó un canto de esperanza, un homenaje al presente, pasado y futuro de esta tierra, una celebración de la creatividad como vía para seguir adelante. Así lo fue, lo es y lo será. Cada una de sus colecciones es un manifiesto integral de moda que trasciende cualquier tendencia, abre caminos y da lecciones sobre ADN de marca.
Es por ello que cada postulación y nominación que Yenny recibe de un Concurso dentro o fuera de la industria, como es el caso del Concurso Latinoamérica Moda Eco Sostenible, constituye un reconocimiento merecido, no sólo a su trabajo como creativa, sino a su empeño por hacer las cosas diferentes, dejando huellas positivas en cada una de las personas que impacta con su proyecto (equipo de mujeres trabajadoras y artesanos) y en todo el entorno que la rodea. Seres humanos afanados y creativos como ella son los que trazan el sendero para que, finalmente, Venezuela sueñe con una verdadera industria de la moda.
Por Gonzalo Peña para Club Magazine